Hace mucho tiempo, cuando los primeros hombres comenzaron a poblar este mundo, conviviendo con los animales (leones, cocodrilos, elefantes, jirafas, etc.), existía una niña llamada Conciencia.
Curiosidad que era una niña de su misma edad, llegó de tierras lejanas y rápidamente comenzó a jugar con ella. En la casa de Conciencia había una caja, adornada con piedras preciosas, pétalos de rosas y barnizada en oro. Cuando Curiosidad vió la caja inmediatamente preguntó:
- Conciencia, ¿qué hay en la caja?
- Esa caja contiene un secreto - contestó Conciencia - y no debes preguntar acerca de ella y tampoco tocarla jamás.
En los tiempos de Conciencia y Curiosidad, los niños no necesitaban que los cuidasen sus padres, ya que no existían los males ni peligros de ninguna especie. Siempre se encontraban bebidas y alimentos en abundancia en la naturaleza, y al alcance de la mano. Y lo increíble era que los niños no lloraban ni peleaban jamás.
Curiosidad miraba y miraba la misteriosa caja todos los días y cada vez aumentaba más su deseo de saber qué contenía la caja.
Pasó mucho tiempo y Curiosidad ya no podía resistir su curiosidad. Hasta que se acercó a ella y ... ¡levantó la tapa!
Inmediatamente se oscureció el día, porque una enorme nube negra cubrió la luz del sol.
Curiosidad miró al interior de la caja y del fondo salió una enorme cantidad de sombras que ahora andaban sueltos en la tierra. Así, surgieron la Envidia, la Rabia, el Egoísmo, la Tristeza y otros males de la humanidad.
Conciencia descubrió a Curiosidad, la cual cerró apresuradamente la caja.
Un último ser no alcanzó a salir del interior y comenzó a golpear la tapa de la caja, enérgicamente.
- ¿Quién eres? - preguntó Curiosidad.
- Levanta la tapa y lo sabrás - respondió una dulce voz desde el interior.
Conciencia y Curiosidad ante este ruego, abrieron nuevamente la caja. De ella salió una luz muy luminosa, que orbitó por la casa iluminando todo el lugar.
- Dinos, por favor ¿quién eres? - preguntó Curiosidad.
- Me llamo Esperanza - contestó la luz - me encerraron para que pudiera servir de consuelo a las personas cuando se liberaran los males aprisionados en esta caja.
- ¿Quieres quedarte a nuestro lado para siempre? - preguntó Conciencia.
- Me quedaré mientras dure la vida, - respondió Esperanza - para ser el último refugio de los seres humanos.
- ¡Que alegría - respondieron al unísono Conciencia y Curiosidad - porque te quedarás por siempre en este lugar!